El volante sintético

A pesar de que el volante natural sea el único usado en competiciones oficiales, lo mas habitual es que las personas que jueguen ocasionalmente al bádminton lo hagan con un volante sintético. Incluso los profesionales de este deporte los usan en los entrenamientos.
Esto se debe a que los volantes de plumas tienen ciertos puntos débiles sobre los de “plástico” como su precio o su muy corta durabilidad.
Dentro de los volantes sintéticos hay una amplia gama, algunos llegando a valer casi el mismo precio que los de plumas.
Aun así, todo volante de “plástico” que se precie, usa una maya de nylon para intentar imitar la aerodinámica de las plumas. Esto le permite en función de lo bueno que sea el diseño del faldón intentar aproximarse al comportamiento de un volante “pluma”, además de ser mucho más duradero ya que tiene la resistencia mecánica y a la fatiga que le otorga un material como el nylon.
En lo que concierne a la cabeza del volante, puede ser o bien de espuma o de corcho. Los de espuma son más resistentes y ligeros lo que hace inevitable la indeseada trayectoria parabólica, pero le permite soportar mejor los golpes y los roces con el cordaje de la raqueta. Los de corcho consiguen tener una trayectoria menos parabólica, dado que la densidad de este es mayor que la de la espuma. Sin embargo, convierte al volante igual de “débil” en la cabeza que el volante clásico, dado que el corcho tiene una capacidad de amortiguación mecánica menor que la espuma y que si se le golpea con mucha fuerza, las cuerdas de la raqueta pueden llegar a romperlo.
