Desarrollo en los materiales
En 1496 el ebanista del rey Luis XI de Francia, Henry de Vigne, ideó la mesa de billar para él, que con sus dolores de espalda no era capaz de jugarlo en el suelo. La mesa era de amplia y de madera, como del día a día, y sobre ella colocó césped. Las bolas seguirían siendo de madera (frágiles, difíciles de moldear de modo que quedasen homogéneas, y al contacto con el líquido se empapaban y hacían difícil su control) hasta 1627, año en el que se empezó a usar el marfil para mejorar las condiciones de juego. El marfil empezó a utilizarse no solo en las bolas sino también en los tacos, que hasta el momento habían sido únicamente de madera de fresno, pero con la llegada del marfil se adornaron con este material en el talón.
La madera de fresno es muy resistente y soporta bien la humedad. Es una madera semipesada, con una densidad de 650 kg/m^3 y tiene gran resistencia al impacto. Es susceptible al ataque de insectos y hongos, fácil de trabajar y barata.
El marfil es un material duro, compacto y blanco que forma parte de los dientes de los vertebrados, siendo el más conocido el procedente de los colmillos de los elefantes. En la corona de los dientes el marfil está cubierto por el esmalte y en las raíces por cemento. Presenta un aspecto bandeado, con finas bandas de diferentes tonos de blanco alternantes, correspondientes a líneas de crecimiento.
Su tonalidad llega a tornarse más amarillenta con los años. La densidad del marfil oscila entre 1,75 y 1,90 g/cm³.
Las bolas de marfil resultaban nocivas con respecto al medio ambiente, frágiles, poco homogéneas y muy permeables pero sobretodo caras, así se utilizó hasta mediados del siglo XX. Entre medias, en 1860 se encontró un gran sustituto del marfil: la nitrocelulosa. Mezclándola con alcohol se conseguía un material plástico con el que fabricar bolas mucho más baratas. El problema era que ese material era como la pólvora y un golpe fuerte podía hacerla explotar.
El césped de las mesas fue sustituido por fieltro o paja, y posteriormente, rondando el 1840, a la par que se sustituían los topes de las mesas de pelo, paño o plumas por caucho, se instauró la pizarra como material predeterminado para el adecuado deslizamiento de las bolas. Los topes servían y sirven para que las bolas de billar reboten minimizando la pérdida de energía cinética. Inicialmente, el caucho en los topes no tuvo éxito ya que la elasticidad del caucho varía con la temperatura ambiente. Tras tratar de distribuir calentadores de caucho con un éxito parcial, Thurston (su inventor) fue salvado por el descubrimiento de la vulcanización en 1843 por el ingeniero británico Thomas Hancock

